Cada productor debe tener su propio costo de producción, este se determina con base en las inversiones necesarias y directas para llevar la plantación a producción (labores mecanizadas, semilla, mano de obra, agroquímicos, alquiler de terreno, costo de seguro), de conformidad con el paquete tecnológico propio de cada cultivo.

Hay muchas variables a la hora de indemnizar, lo primero es que se estima en base a la inversión realizada al momento de la perdida, posterior a eso se aplican deducibles, estos varián por cultivo, zona geográfica.

Todos los contratos de seguros tienen sus obligaciones y este no es la excepción, ante la ausencia de avisos se puede declinar el seguro y si el aviso es posterior a lo establecido en las Condiciones Generales del Contrato, se aplicará una penalización en la indemnización.

Lo recomendable es contratar o formalizar el seguro antes de iniciar la siembra, para que el INS acepte el riesgo una vez germinado el cultivo, y así, gozar de cobertura lo antes posible.

No hay limitaciones al respecto, sin embargo, cada cultivo tiene sus particularidades y deberá ajustarse un paquete especifico según cada caso.

1. Se debe completar la solicitud de seguros y sus requisitos por medio de un intermediario de seguros. Una buena asesoría, va a generar una muy buena experiencia en el manejo del seguro.
2. El INS valora el riesgo y emite el criterio de aceptación del mismo, pudiendo aceptar la totalidad del área, una parte o incluso declinando el aseguramiento.

Toda área asegurada, debe estar debidamente inscrita ante la Corporación Arrocera Nacional (CONARROZ). Caso contrario, se podría incurrir en omisión y/o inexactitud de lo declarado, liberando al INS de sus obligaciones, siempre que esa circunstancia haya influido en la emisión del seguro o en la ocurrencia del siniestro.